Piadoso

Esta es la pura verdad: la fe que no se manifiesta en la vida real es una fe que apenas existe. Miqueas 6:8 elimina el ruido y plantea la pregunta más importante: ¿qué quiere Dios realmente de nosotros? La respuesta es simple y directa: practicar la justicia, amar la misericordia, caminar con humildad. No es una fórmula para la comodidad; es una guía para una vida valiente.

Reflexión

Imagina una encrucijada al amanecer. Un camino, ancho y reluciente, está pavimentado y bordeado de aplausos y aprobación fácil. El otro, más estrecho, está marcado por las huellas de quienes eligieron la convicción en lugar de la comodidad. El cuadro «El punto de inflexión» captura ese momento de decisión, el instante en que una persona opta por el camino más difícil porque es el correcto.

Hacer justicia significa defender lo que es correcto, incluso cuando cuesta dinero. Amar la misericordia significa mostrar compasión cuando la multitud opta por la condena. Caminar con humildad significa servir sin buscar reconocimiento ni honores. Estas cosas no son meros adornos para las personas religiosas; son la prueba práctica de que el reino de Dios es real entre nosotros.

Si hoy quieres ser fiel, pregúntate: ¿Dónde se necesita justicia en mi entorno? ¿A quién puedo mostrar misericordia cuando otros me juzgan? ¿Cómo puedo servir sin buscar reconocimiento? El punto de inflexión llega cuando la creencia se convierte en acción, cuando la valentía supera la conveniencia.

Oración

Señor, dame valentía para hacer lo correcto, compasión para amar como Tú amas y humildad para servir sin buscar alabanza. Que mis decisiones reflejen tu corazón y honren tu nombre. Amén.

Invitación

Elige hoy un paso concreto. Un pequeño acto de justicia, una palabra de misericordia o un servicio humilde, y hazlo sin alardear. Que Miqueas 6:8 sea más que un versículo para memorizar; que sea un punto de inflexión.